viernes, 17 de agosto de 2007

El Mentaito Jaime!

Me recuerdo que a él, nuestro abuelo Manuel le gustaba hablar del tema, por que era su ego, a él creo que así alguna vez lo llamaron, pero siempre me hablaba, cuando chico, del mentaito "Jaime", me acordé, así, de repente, me dije de que escribo, y salio de mi mente no se de que rincón, pero salió, y me acordé de la frase, estoy escuchando los Jaivas, que crecieron conmigo en esa vieja casona, la casa grande...., ah, y para dar un paseito andabamos en esta "joyita", cuantos caminos y caminos no recorrió mi abuelo los fines de semana, conocí en ella todos los valles del Limarí, eso sí que a Don Manuel había que ayudarle en cada pueblo a descargar y cargar sus maletitas de madera, cada uno con sus diferentes artículos, dependiendo del negocio que entrara, y tenerle a la mano sus cuadernos de quinientas hojas, donde llevaba su control de ventas, con calco para la copia del almacenero del pueblo que visitabamos, y na de hecharse los fajos de billetes de mil y quinientos pesos al bolsillo, no........, debajo de los asientos de la Ford..., en los rincones de las puertas, pero nada "encima", precavido el hombre...., me acuerdo de Carachilla, Monte patrioa, El Palqui, Huatulame., El Tome, San lorenzo, San Marcos, Cogotí, Juntas, Rapel, Pedregal, y por el otro litro .... Recoleta, Samo ALto, Pichasca, Serón y Rio Hurtado, y así subiendo y bajando cerros, Sábado y Domingo, arriba de la "Burrita", y era de verdad, como dice el tema de Serrat, "caminante no hay camino, se hace camino al andar", cuantas historias escribió nuestro Abuelo Manuel detrás del volante de su fiel Ford A. , y además cuantas maldades habrá hecho en el camino, por que putas que era faldero...., y eso a traido un problema a nivel generacional, que ninguno tire la primera piedra si hasta en la sala cuna ya estan mirando para el lado...... No me saldré más del tema, solo quiero traerles a la memoría este viejo Ford A, que tantas historias nos dejo en nuestras vidas, quer al final por dos peniques la vendieron, ese chiste si me dolió bastante, es como el chiste de aquel aventurero que se metio en el corazón del africa, encontró una manada de leones hambrientos y para salir del paso en vez de un rifle, sacó un violin y con su música apaciguo a los leones, todos echados a su alrededor, sumisos mientras tocaba y tocaba, hasta que llego otro león tan hambriento como los demás y en tres tiempo atacó y se comió al violonista, y los demás leones dijeron al unisono "quien diablos invito al sordo a la fiesta"........así termino la vida de nuestra querida "burrita", estaba paradita, con todo para echarla a correr, pero más pudieron las chauchas que cayeron a la sensatez de ser visionarios al respecto, no me pregunten quiíen fue el de tan vejatoria idea, que lo único que me queda hasta hoy es una cicatriz en mi brazo cuando al enterarme en Ovalle de tal barabaridad rompi cada vidrio de la galería que existia hacia el patio de la casa grande, de pura impotencia y rabia, creo que de ahi ya se acabó mi casa, me despojaron de parte de mi historia por dos chauchas y un penique, para los de hoy son como dos monedas de peso y una de cinco...., pero si me quedan todos estos recuerdos, vivitos con mi Abuelo Manuel detrás del volante, y yo a su lado, explicandome los detalles de los caminos, las famosa "calaminas de la ruta", los litres y su sombra, ahí ibamos rumbo a los valles con el "Mentaito jaime" y su fiel burrita, ah, y su mecánico, creo que "don Omar" se llamaba, en calle Antofagasta quedaba, a su tallerla llebavamos para ponerla a punto... de regreso a casa mi Abuela Berta me interrogaba si el Abuelo estuvo todo el rato conmigo en el taller o se "habia desviado a calle Tangue", o me había dejado sólo con "don Omar y el auto", tenia sus sospechas la señora de su marido, no vaya a ser que se hechara su canita mientras arreglaban el auto...., y quizás por eso el Abuelo me llevaba siempre al mecanico, pero puchas que aprendí harto de culatas, bielas, carburador etc....., pero si doy fé, siempre estuvo ahí, se portaba bien el caballero, con su boina bien puesta y cuidando cada peso, le tenia paciencia este "Omar", pero que mi Abuelo se las traía ... se las traía, pero como dije no es el tema por momento, solo recordarle que en esa burrita me recorrí los valles del Limarí, conoci con mi abuelo cada rincón de Cordillera a Mar, erá el amo y señor de los pueblos que visitabamos, "Llego Don Jaime... decia la gente", a, eso sí se iba lleno y llegaba lleno, siempre traia surtidos para el negocio, los trompos de Sotaquí, los mates, el comino. el anís, ah tanta vida que me dio mi abuelo...... y aqui estoy ahora, como el "Mentaito Jaime", "al agueti de cualquier negocio que salga...... algo de vena quedará de comercio... habrá que buscarla y seguir la tradición...

2 comentarios:

Peñafiel Jaime dijo...

Al leer este texto,retrocedi varios años atrás o serán bastantes años,a mi mente vinieron varias imagines como a mi abuelo sentado al borde de un cerro escribiendo algun poema.
Un siete para el "mentaito jaime"

Peñafiel Jaime dijo...

Imagino que el autor del artículo es "el ladrón detrás del juez" y que el primer comentario es de mi "hermano preferido". Como todas las entradas pueden peñafiel jaime, sugiero firmar en el mismo texto, ya sean entradas o comentarios.
También yo recorrí varias veces los pueblos del interior en esa maravilla de auto. La última vez que lo usamos con el abuelo fue cuando fuimos a Limarí. Yo me había comprometido hacía un mes con Isabel. Claro que la Burrita se negó a volver y tuvimos que retornar a pie a Ovalle. Nuestro querido abuelo no perdió la oportunidad y se vino recitando poemas a Inés, una amiga que estaba esa tarde con nosotros.
Muy buenos recuerdos. Sergio.